El próximo 26 de noviembre se celebraran las elecciones más disputadas de los últimos años en nuestra democracia.
La incertidumbre en torno a lo que pueda pasar dota a esta contienda de un carácter nuevo y emocionante, sin embargo dentro de este contexto de movilización política tan extraordinario, una de las claves más relevantes para entender el momento que estamos viviendo lo constituye el despertar político de la juventud.
La circunstancias son atípicas y en este último proceso se ha visto un fenómeno interesante según analistas y es el hecho de que un considerable sector de la juventud está apoyando candidatos fuera del esquema político tradicional, lo que hace más fuerte la pelea de los votos.
La juventud hondureña refleja esa ambivalencia en el hecho de que, por ejemplo, mantiene una postura de cuestionamiento radical del estado de las cosas en relación al modelo social, político y económico pero muestra un firme compromiso por principios éticos sencillos y tradicionales.
Por naturaleza, los jóvenes somos críticos de la realidad y del sistema político. Por ello una ideología impecable orienta a la juventud por cambios espectaculares para la vida política. Es la conciencia del joven involucrado en la política, la cual aún aspira a una república más justa, más democrática y más incluyente.
La juventud espera que los candidatos ofrezcan oportunidades de empleo, mayor apertura académica, seguridad, un gobierno justo donde el destino del país no se decida en las madrugadas, que no existan dictaduras y en términos generales una administración publica transparente.
Muchas veces dicen ¨los jóvenes participan¨, hacen una consulta y piensan que por eso ya hemos participado, pero a la hora de generar políticas públicas las hacen sin nosotros, a partir de diagnósticos ajenos a nuestra realidad, sin tener en cuenta que el mundo juvenil es heterogéneo, plural y que se manifiesta de diversas maneras.
Esta juventud que fue a tramitar su tarjeta de identidad en tiempo y forma para participar en la próxima contienda, representa la esperanza del cambio, de un voto inteligente y de una mayor conciencia política.
No soy un vocero de una minoría, sepan que la juventud es una mayoría, y que ya sea en las escuelas, colegios y universidades, hemos principales actores de la construcción de la democracia en este país. Somos el futuro que ya está presente, puesto que ya somos electores.
Los jóvenes hemos demostrado que defendemos nuestros derechos, que luchamos por ellos, que somos conscientes, que no vendemos nuestras esperanzas y que no es, que no sepamos, ni lo que queremos, sino que ustedes no se han tomado el tiempo en cocernos, y de gobernar para nosotros (as); en cambio esta generación ya los conoce, y ya sabemos perfectamente bien lo que no queremos.
Por todo esto, la movilización de los jóvenes en este año tan excepcional y emocionante será decisiva. Podría tratarse además de un punto de inflexión en la crisis de legitimidad que vivimos, si efectivamente se van confirmando las tendencias de este compromiso político de la juventud en Honduras.
Este próximo 26 de noviembre los jóvenes hondureños tenemos una cita para trazar el futuro de nuestro país. No dejemos que otros se impongan y elijan por nosotros. Participemos para construir el gobierno que merecemos. Nuestro voto es una forma de elegir. Es un recurso ante el incumplimiento de los gobernantes y se puede ejercer como castigo a la desatención de la ciudadanía.
No seas solo critico ¨ACTUA¨ este próximo 26 de noviembre ejerce tu voto con responsabilidad.
Leví Moises Gómez Galindo