La Comisión Económica Para América Latina y El Caribe (CEPAL), indica que Honduras ocupa el primer lugar entre algunos países de América Latina con altos índices de pobreza con un 67.4%. Con una población estimada de unas 5 millones 900 mil personas que viven en esta condición: de estos 3 millones 300 mil viven por debajo del umbral de la pobreza extrema.
La extrema pobreza, exacerbada por el encarecimiento de la canasta básica. Por ejemplo, el alto costo del maíz ha obligado a muchos hondureños a consumir alimentos alternativos como maicillo, raíces, mangos y chipilín. (planta leguminosa de hoja propiedades nutritivas)
La crisis económica que ha venido experimentando Honduras en los últimos años ha hecho que miles de personas busquen maneras urgentes para poder sobrevivir. En un país donde tienen pocas opciones de encontrar un trabajo, y en el que una parte de la población sobrevive con un dólar al día.
En Honduras muchos crematorios se convierten en rines de lucha entre perros, aves de rapiña, niños, mujeres y hombres; todos en busca de su sobrevivencia.
En sus rostros se refleja conformidad, como si ya no tuvieran esperanzas y no tienen otra opción que aceptar esta realidad; mientras realizan su labor repiten una y otra vez “Los ricos con su riqueza, nosotros con nuestra pobreza”
Es la misma estructura económica del país la que mantienen a la población en estado de pobreza.
Son cientos de hondureños que emigran hacia los estados unidos, porque en Honduras no hay opciones de ingresos. Si el TPS llegara a desaparecer, lo que traería consigo es un aumento a la pobreza nacional. Es un afecto multiplicador; por la deportación de un hondureño se multiplica a dos a tres personas en el país.
El gobierno no tiene un plan de contingencia si los hondureños que están bajo este régimen fueran deportados; “Estamos con las manos atadas con las políticas migratorias de Donal Trump”
Lo importante no es saber si tenemos pobreza. Sino que se está haciendo para combatirla. No se acaba con ella simplemente con una bolsa solidaria.
En nuestro país los pobres son una especie de botín en épocas electorales, pero una carga muy pesada en el espacio entre elección y elección. El que más pobres bese y abrace en campaña electoral es mejor y si es viejita o una niña con la cara sucia es mejor. Basta!! Este juego perverso hay que romperlo.
Algunos políticos, enfrascados en sus luchas partidarias y en la obtención de bienes para incrementar sus riquezas y darse la gran vida, se han olvidado de los pobres de Honduras. La búsqueda del bien común no es parte de su agenda política. Todos los días vemos sus declaraciones vacías, mezquinas, sin propósitos alguno por erradicar la pobreza del país.
El estado debería estar enfocado en la búsqueda de programas y la aplicación de políticas públicas para sacar de ese inframundo a la mayoría de sus ciudadanos.
Necesitamos urgentemente políticas honestas que tengan como prioridad el bienestar de las mayorías, necesitamos que el gobierno en realidad represente los intereses de los pobres.
Sin derechos humanos no hay inclusión social ni democracia ni sociedades en paz. Cuando millones de nuestros hermanos padecen hambre. Cuando los beneficios del desarrollo no alcanzan a todos. Cuando la riqueza solo la comparten algunos, no podemos asegurar una ruta democrática para nuestro país.
Es urgente que los que gobiernan este país se conduelan de los pobres, de las necesidades y que se dignen ayudar a construir una patria donde todos tengamos acceso a una mejor calidad de vida. Esos son los héroes que el país necesita, lo demás es para politiquería.
Levi Moises Gómez